Odio

Si lo lees al revés lo entiendes todo. Darle la vuelta a las niñas que se creen gigantes es un juego tentador. Te puedes topar con una nube de complejos y una vomitona de excusas. Dame un lagrimón por cada año regalado a un soberano gilipollas. Piden a gritos que las estrelles contra el asfalto. A que no hay huevos.

3 comentarios:

Isabel Tejada Balsas dijo...

te llovería demasiado :_

Comtessa d´Angeville dijo...

No me deja escribirte en La Pequeña Delirio, y te quería decir que desde aquello que pienso mucho en sangre y que cuando escribo escribo sobre sangre y cuando pinto, y ahora pinto mucho y hacía tiempo que no pintaba, pinto mucho con rojo, como si fuera sangre...

Camaleona dijo...

Pues las niñas gigantes que se queden con sus gilipollas, que hay muchos por ahí.