Justicia

Después de escuchar. Atentamente. Que no hay fondo. Que esta piscina es de diez metros y solo tenemos aire para siete. Que solo tenemos fuego en los pulmones y un racimo de lágrimas en el corazón. Me queda desear. Que nuestra risa sea siempre adolescente. Inspirarte malabares. Y abrir los ojos en sueños. Sin miedo a ahogarme en ellos. Porque estoy dispuesta a dar patadas por los dos. Salir a flote. Agarrarme al bordillo con las uñas. Beberme todo el cloro. Y dejar de echarte de menos.

Confesión postal

Dentro de ese buzón hay un cura que me quiere coger el bajo de la falda. Zurzo con esmero las vocales. En los pliegues. Sus tijeras, mi lengua y algunos sellos. Le pido los retales. Como recuerdo.