Trasnochando

La chica de la nariz de gato me mira porque la miro. Me gustan sus rodillas moradas, como galaxias diluidas. Besa como si estuviera borracha. Tiene las manos frías. Habla de accidentes emocionales, pero no me la termino de creer. Tiene pinta de comerse los corazones crudos. En su bolso lleva caramelos de goma con forma de oso. Y, cuando sonríe, cierra los ojos. Un poco, solo un poco...

Y no se pudrió...

... Blancanieves. O yo,
mientras leo el periódico.
Y evito las ganas
de vomitar.

Culpa
.
.
.
Culpa
.
.
.

¡Culpable!

Desde mi ventana

Me asomo entre tanta cortina de oficinista aburrida.
Y encuentro.

Una chica que espera.
A otra chica.
Se aparta el pelo.
Sonríe.
Se abrazan.
Sonríen ambas.
Hablan.
Caminan.
Juntas.
Se marchan.

Un chico.
Con teléfono.
Teclea.
Habla.
Levanta la cabeza.
Me mira.
Mientras, habla.
Me mira.
Mira al suelo.
Coge un papel.
Me mira de nuevo.
Cuelga.
Se marcha.

Suena el teléfono...

Rojo pasión

Estás y no estás, mujer gigante.
Tomate, cebolla y aceite.
Quieres bailar.
Camino tu camino, el mismo que luego deshago.
Siempre enfa-da-dá.
Y vuelves a ser pelirroja.
Milagrosa, extrema y celestial.
Prefieres el rojo pasión a ser morena natural.
Y, si te llamo, es porque quiero que me saques
de Nunca Jamás.
Por la fuerza.

Ju(e)gos gástricos

Me provocas
ira estomacal.

Y todo es porque te llamas
como todas,
como ella.

In(tro)ducción

Una parece una Barbie, pero es una Roja.
Su compañera se come a los hombres, de dos en dos.
Pero dice que es frágil.
Detrás de la máscara, la muñeca está rota.
Un niño estúpido le ha arrancado la cabeza.
Es guapo, tierno y de mentira.
Le dice que la quiere,
pero no es más que un espejo de feria.
Ella elige la puerta de la izquierda.
Y se pierde, dentro del laberinto.

Serendipias animadas (e-Numeraciones)

Cordeles de lana amarilla.
Mensajes en botellas aéreas.
Ventanas mejor que puertas.
Sótanos, puzzles y vivir lejos.
Lagrimillas. Lagrimones.
Inconsciencia.
Adolescencia tiene que ver con dolor.
Tiempo sin saber de ti.
Regalos que no merezco.
Acortando las distancias, a cuchillo.
Pin up's y superheroínas.
Quién es quién.
Yo soy el otro, según Schopenhauer.
Y te re-conozco.
Paseando, comiendo, charlando.
Desgastado el gerundio, nos queda la pantalla.
En blanco.
Intermitente.
Sin conexión.