Odio
Si lo lees al revés lo entiendes todo. Darle la vuelta a las niñas que se creen gigantes es un juego tentador. Te puedes topar con una nube de complejos y una vomitona de excusas. Dame un lagrimón por cada año regalado a un soberano gilipollas. Piden a gritos que las estrelles contra el asfalto. A que no hay huevos.
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3 comentarios:
te llovería demasiado :_
No me deja escribirte en La Pequeña Delirio, y te quería decir que desde aquello que pienso mucho en sangre y que cuando escribo escribo sobre sangre y cuando pinto, y ahora pinto mucho y hacía tiempo que no pintaba, pinto mucho con rojo, como si fuera sangre...
Pues las niñas gigantes que se queden con sus gilipollas, que hay muchos por ahí.
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