Crepuscular y contradictoria

Me recordabas a un ático sin ascensor al que solía subir descalza. Luminoso, pero incómodo. Costaba hacerse a tus palabras y a tus gestos. Una vez cogías carrerilla no dejabas supervivientes, como si vivir así, a secas, fuera fácil. Convertías bailar en toda una heroicidad. Eras demasiado para unas pupilas sensibles como las mías. Brillabas en la oscuridad. Y todos se daban cuenta de que no tocabas el suelo. Pero leías los poemas equivocados y jugabas a rayuela desde alguna ciudad invisible. Te contradecías en cada uno de tus viajes repletos de cinefagia oriental, pasta de dientes y programas de cocina por satélite. Te consumías. Y nadie parecía darse cuenta. Me he acordado de aquellas ganas de saltar por la ventana mientras tendía la colada de madrugada. Solo una luz en un edificio interminable, una única luz en una habitación de hotel a las tres de la mañana. Podrías ser tú, o eso pienso antes de meterme en la cama

No hay comentarios: