Turbu-lenta

La chica del flequillo cortado en casa grita desde el espejo. Me confiesa que prefiere a las primeras personas del singular, hembras hechas de puro continente y contenidos selectos. Se sabe jodidamente elitista. Débil ante la belleza turbia, oscura, divergente. La chica del espejo lee viñetas como si se trataran de reflejos perfectos, de mentiras compuestas. Le saca partido a ser una no mujer. Encuentra caminos entre tantos egos a medio edificar. El terreno siempre está comprado. Y lo busca abonar. De conspiraciones, de malos entendidos, de dobles sentidos. La chica de las lentillas convenientes y las gafas de sobremesa se consume, cigarro a cigarro, dejando ceniza donde hubo ambiciones, esnifando del suelo las ganas de comerse el mundo. De los demás.

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