Manzanas podridas

Alguien me dijo una vez que solo me gustaban las mujeres evidentes y extraordinarias. En ese momento no le dije que se equivocaba, simplemente me quedé callada y lo guardé para más tarde. Mastiqué el comentario y lo tragué, muy a mi pesar. Me he acordado de ese día, de ese momento, viniendo a trabajar.

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