
Pre-posiciones

Give me something to sing about
Del corazón hecho papilla de chica loca. Del litio de un deprimido crónico. Ve a la fuente, me escupes. Busca el norte después de romper la maldita brújula. Where do we go from here. El día que sepa lo que quiero me iré a la cama antes de las tres.
A(di)cción
Your favourite passion
Your favourite game
Your favourite mirror
Your favourite game
Your favourite mirror
Your favourite slave
Echo de menos
Echo de menos
que me mires
como si todo se fuera a acabar
en un suspiro
y yo fuera la única salida
(de emergencia)
de este laberinto
que ha perdido a su reina
en una guerra
que no es la nuestra.
Niña mimada, niña idiota
Qué quieres de mi, criatura insaciable, si estoy rota por dentro. Si ya no tengo fuerzas para existir en tu mundo hipermoderno de mapas en 3D. Niña mimada, niña idiota. Son las ganas de anudarte los tobillos y besarte la primera cicatriz las que me mantienen interesada en la partida de ajedrez. Pero no esperes regalos por tu cumpleaños, niña extraña. Esto no es un videojuego. La vida extra hay que ganarla, al igual que el continuará. Solo la certeza de que otro día llamarás me mantiene cuerda. Y yo vendré, corriendo, a lavarte las heridas. A leerte un cuento. A darte un beso en la mejilla justo antes de dormir.
No me hagas llorar, pelirroja...
... que la noche es corta y tú solo sabes ser descarada con las otras.
La moderna Jane Austen
Le brillan los ojos cuando habla de su corazón de mermelada, hecho papilla para bebés. Ningún hombre a la altura. Ninguno. Fantasea con la idea de un encuentro -en una librería de viejo-. El olor a segunda oportunidad estimulando el lacrimal y el té negro abrasándole las yemas de los dedos. Sus discretas frustraciones saben a suplemento de domingo. Los lunes busca compañía después de trabajar. Cine y cena. Tobillos flojos. Labios de cómic. Un descuido. Férrea voluntad.
La mujer en la sombra
Hace falta un ejército de mujeres como ella, capaces de rebanarte el cuello si se lo pides por favor. Justa y buena, como manda la tradición, escupe en el ojo y hurga en la herida cuando se lo mandan. Heroína de manual, transparente y brutalmente honesta. Sabe que el cielo es una mentira. Sabe que no hay futuro. Sabe que la quiero con locura. Y, pese a ello, cree. No sé muy bien en qué, pero la mantiene entera; pegada a sí misma. Una titana de arroz con leche y canela. Mi ángel de la guarda: la guardaespaldas sideral.
Sádica
Con las bragas en los tobillos,
se deleita frente al tocador
y simula estar de acuerdo
con su filosofía
de vida.
se deleita frente al tocador
y simula estar de acuerdo
con su filosofía
de vida.
Huesped
Solo me gustas por las noches cuando, cansada de nuestro pacto de caballeros, me dices al espejo que el rímel de fulana me sienta como un tiro.
Rubias en el metro
De rasgos afilados, cabello de anuncio y sonrisa de salirse (siempre) con la suya. Barbie coqueta. Sin mansión cinco estrellas ni novio de ensueño. Desobediente y perfecta. Prefiere jugar con muñecas.
Justicia
Después de escuchar. Atentamente. Que no hay fondo. Que esta piscina es de diez metros y solo tenemos aire para siete. Que solo tenemos fuego en los pulmones y un racimo de lágrimas en el corazón. Me queda desear. Que nuestra risa sea siempre adolescente. Inspirarte malabares. Y abrir los ojos en sueños. Sin miedo a ahogarme en ellos. Porque estoy dispuesta a dar patadas por los dos. Salir a flote. Agarrarme al bordillo con las uñas. Beberme todo el cloro. Y dejar de echarte de menos.
Confesión postal
Dentro de ese buzón hay un cura que me quiere coger el bajo de la falda. Zurzo con esmero las vocales. En los pliegues. Sus tijeras, mi lengua y algunos sellos. Le pido los retales. Como recuerdo.
Musa
No suenan campanas cuando me la cruzo. Es más parecido a la obsesión del enamorado: Enrojecer. Ansiar. Sudar. Y seguirla hasta su casa para darle una postal.
Lejía y amoniaco
Se desabrochó el sujetador. Cogió el Mr. Proper del armario. Sacó el estropajo de su impecable bolsa. E impregnó aquella inocente esponja de verde radiactivo. Todo debía oler a limpio. La cal en el lavabo, sus cabellos en el desagüe, la orina del suelo, tenían que desaparecer. De rodillas y con esmero frotó el gris de la bañera. Arriba y abajo. Una y otra vez. El profesional giro de muñeca,
la rozadura del dedo corazón... pruebas de la guerra librada durante años contra las huellas. El pasado y sus deshechos, afluentes de un río local. Ya nadie pregunta por las cicatrices. 'Sanitarios blancos, familia feliz'.
la rozadura del dedo corazón... pruebas de la guerra librada durante años contra las huellas. El pasado y sus deshechos, afluentes de un río local. Ya nadie pregunta por las cicatrices. 'Sanitarios blancos, familia feliz'.
Solo quiero sentirme como si estuviera tomando un buen baño de sol
La chica de la mariposa en la espalda grita cuando la estrujan, fuerte. Se ha teñido el pelo porque quiere parecerse a Miércoles Adams. Dice que retiene líquidos. Dice que le gustan los polvorones en verano. Dice que el padre de su mejor amiga es el mejor amante que ha tenido jamás. Le encanta que entierre sus uñas en sus caderas. También le gusta que le deje las necrológicas del día anterior en el buzón. Por la mañana, cuando todos duermen, viene a mi cama y me las enseña, una por una, como si fueran cartas de amor. Nos ponemos los bikinis. Nos tumbamos al sol. Exprimimos naranjas y contamos nubes. Nos desnudamos en la terraza sin piscina de este piso de alquiler. Sin sonrisas ni esmalte de uñas en los pies. Benidorm no es 'Room in Rome'.
Cicatriz
En la lucha por demostrar quién tenía a la diosa Razón de su parte conseguimos odiarnos para siempre. Por siempre jamás. Como en los cuentos. Pero nuestra historia no es un cuento, ¿verdad? Nuestra historia es una típica película de terror. Desteñida y vulgar.
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