La moderna Jane Austen
Le brillan los ojos cuando habla de su corazón de mermelada, hecho papilla para bebés. Ningún hombre a la altura. Ninguno. Fantasea con la idea de un encuentro -en una librería de viejo-. El olor a segunda oportunidad estimulando el lacrimal y el té negro abrasándole las yemas de los dedos. Sus discretas frustraciones saben a suplemento de domingo. Los lunes busca compañía después de trabajar. Cine y cena. Tobillos flojos. Labios de cómic. Un descuido. Férrea voluntad.
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3 comentarios:
Jodeeeeerrrrrr
Vaya tela pequeña Delirio. Vaya tela.
Y tener que seguir viviendo como si ná.
Me suena...
olor a segunda oportunidad que acaba siendo lo que es
enfin, nosé que prefiero eh
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