Eterna
Como en aquella peli porno. Muñeca de carne y nata. Piernas temblorosas y coleta de quinceañera. Pulcra. Profesional. El pendiente en el ombligo. El anular entre los labios. Un precioso ejemplar en la pantalla. Con los cascos y a oscuras. Atravieso el espejo. Quererla es escucharla gemir como una pequeña diosa. Sumisa. Suplicante. En bucle. Sin fin.
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