He pensado en matarte para hacerte sentir este insoportable blanco nuclear. Intenso. Radiactivo. Sobre la piel. Rellenarte de brillo penetrante y golpear así en lo más hondo de tus rutinas.
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He pensado en empujarte y dejar que la gravedad haga el resto. Ahogarte en crudo. Dedicarte tiempo: mi puño en tu pecho; tu sangre en mis manos. Y sentirte. Hasta el hueso. Por primera vez.
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No es miedo a que me dejes. No. Es pánico a que esto dure para siempre.
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He pensado en empujarte y dejar que la gravedad haga el resto. Ahogarte en crudo. Dedicarte tiempo: mi puño en tu pecho; tu sangre en mis manos. Y sentirte. Hasta el hueso. Por primera vez.
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No es miedo a que me dejes. No. Es pánico a que esto dure para siempre.
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