Las niñas de entre treinta e infinito juegan a quemarse las pestañas tecleando delante del ordenador. Antes emulaban a Ángela Channing, a las presentadoras del 1, 2, 3 o cantaban rancheras en la intimidad de sus tiernas cabecitas. Recuerdan como si fuera ayer las notas que sacaron en cuarto de E.G.B. y guardan bajo la cama aquella redacción que hablaba del futuro inminente, ahora presente contínuo.
[Hacer de secretaria de Darth Vader cuando el cuerpo te pide empuñar un sable láser, a lo "yedai", es excusa suficiente para querer que en la ecuación la equis marque el lugar]
Pero yo jugaba a las chapas y a las canicas. Me peleaba con el Tetris y coleccionaba tazos y ponys; cromos de Parque Jurásico; cómics de X-Men. También comía regalices mientras intentaba comprender por qué las botas de Julia Roberts se sostenían con imperdibles. No se lo digáis a nadie, pero creo que maté a Richard Gere en la primera cita. Sin querer, pero queriendo.
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4 comentarios:
últimamente me siento más muñeca desconchada de sabina que femme fatale
pero las muñecas desconchadas también matan galanes sin querer queriendo. más que las maniquíes, si cabe
jo, como me gusta este blog!!
*.*
Me enganché al tetris cuando jugaba en los recreativos... y aún sigo enganchada, por suerte ya no me dejo la paga en partidas.
jeje
imperdibles en las botas y richard gere muriendo de ti.
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