In utero
Escribir es como llorar.
Qué nudos, qué sangre. Todo baja y tiñe el papel, el mar, las sábanas. De negro.
Eva
Ángeles caídos dejándose las intenciones al estallar contra el suelo. Bendito suelo. Ablandando la realidad a bofetadas. Qué pecado original, querida. Qué norma entre las piernas para poder tragar tranquila todas esas manzanas. Caducadas. Bulímica y borracha, de realidad. Vender el simulacro de una vida en el Paraíso por toda esa sangre que te corre trauma abajo. Severa-mente. Sin piedad.
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